Una de las ramas artesanales más
sobresalientes en Oaxaca es la textil y en ella se ocupan especialmente las
mujeres. Es por ello que a lo largo y ancho del territorio oaxaqueño
encontramos comunidades en las que la gran mayoría de mujeres se dedican al
tejido, bordado y confección de ropa típica en telares mecánicos, de cintura y
bastidores.
El Tejido de las Arañas, o Tusuchya en
lengua mixteca, es una organización de alrededor de ochenta mujeres indígenas
mixtecas de la Costa y una de las pocas asociaciones que, tomando de aquí y de
allá, ha logrado generar una forma propia de trabajo y trascender distintas
fases de la producción de textiles, elaborando con lienzos de gran calidad en
telar de cintura, prendas de vestir estilizadas, llegando a impactar un nicho
de mercado de medianos y altos recursos.
La comunidad de San Pedro Cajonos es
otra en donde preparan la semilla del gusano de seda colocando los pequeños
capullos en camas de papel para alimentarlos con hoja de morera durante meses,
hasta que el gusano se desarrolle lo suficiente para producir la seda y
abandonar el capullo; después limpian la seda, cardan e hilan.
Otra de las regiones donde el traje se
viste cotidianamente y se vive orgulloso como parte de la cultura zapoteca es
en el Istmo de Tehuantepec. Y aunque Juchitán y Tehuantepec son los lugares más
conocidos de la zona y a los que se atribuye su elaboración original, existe un
número mayor de pueblos en los que tanto mujeres como hombres bordan huipiles y
enaguas de un colorido extraordinario con variantes sutiles y a veces profusas,
lo que distingue a un lugar de otro.
Mientras las zapotecas usaban el huipil
bordado en bastidores, las huaves vestían huipiles tejidos en telares de
cintura con figuras de armadillos, alacranes, peces, aves tortugas, diablillos
y algunos otros.
Con el tiempo el intercambio comercial
entre ambos grupos se hizo tan intenso
que poco a poco fueron apareciendo los préstamos de costumbres y, finalmente el
estilo zapoteco se impuso. Ahora las mujeres huaves de San Mateo, San Dionisio
y San Francisco del Mar ya no visten su traje, el cual consistía en un delicado
huipil de algodón tejido en telar de cintura y una falda o refajo de algodón
rayado de color rojo.
Por otra parte, la elaboración de
hamacas, sillas, cunas y sillas periqueras es una actividad que se ha desarrollado en distintas partes
del estado de Oaxaca. Aun cuando es de esperarse que la elaboración de este
tipo de artesanía provenga de zonas cálidas, existen comunidades en la Sierra
donde han hecho del tejido de la hamaca toda una especialidad, por ejemplo en
San Pablo Yaganiza situado en la Sierra Norte; ahí mismo, su uso no está
extendido, pero familias enteras viven
de su comercialización en los mercados de la ciudad de Oaxaca en zonas
costeras.
Además de comunidades indígenas que son
dueñas de grandes producciones textiles, existen personas que se han destacado
por su singularidad en la elaboración de tejidos, como:
Natividad Amador que es una joven
artista juchiteca que después de estudiar Artes Plásticas en la escuela de
Bellas Artes de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, ha
desarrollado un trabajo artístico muy especial que la distingue de sus colegas,
tanto por el tipo de imágenes que crea como por utilizar en sus obras la
técnica de bordado textil tradicional de su región.